En el desarrollo de este módulo vamos a analizar las diferentes perspectivas teóricas que han encauzado los orígenes y el devenir de la educación en el contexto rural latinoamericano. A partir de los conocimientos que ustedes disponen y con el aporte de numerosos documentos, vamos a hacer una mirada por las diferentes corrientes de pensamiento, con la intención de encontrar relaciones y/o divergencias entre unas y otras. Cuantiosos trabajos revelan que los procesos de conocimientos erigidos en el contexto rural de Latinoamérica se han configurado en medio de profundas transformaciones sociales, sustentadas por diferentes escuelas o movimientos. En el estudio de las prácticas de enseñanza, en secciones múltiples o plurigrado, subyacen marcos teóricos interpretativos que se remiten a experiencias fundadas en las primeras décadas del siglo XX, exhibiendo un intenso protagonismo de los estudiantes. Al mismo tiempo, coexisten otras perspectivas acontecidas mucho tiempo después. En primer lugar, compartiremos los principios de la Escuela Nueva o Activa, un movimiento pedagógico situado entre las décadas del 20 y del 30. Emergen con esta corriente diferentes representantes. En Estados Unidos se destacan John Dewey y Kilpatrick. En Europa surgen los trabajos de Montessori y Herbart. Y, en América Latina, remitiéndonos algunos estudios sucedidos en Argentina, tomaremos como referencia las experiencias de las hermanas Cossettini y Javier Villafañe, quienes comparten ideas ilustrativas, inéditas en el campo pedagógico, que años más tarde retomaron el maestro Luis Iglesias y otros educadores en suelo latinoamericano. En la década del 80 irrumpen las teorías reproductivistas, con sus máximos representantes: Bowles y Gintis en Estados Unidos; en tanto, desde el campo de la sociología, surgen Althusser, Bourdieu y Passeron, en Francia. Los teóricos reproductivistas manifiestan que la escuela reproduce las condiciones de desigualdad social que la misma sociedad genera, reforzando, en este sentido, las relaciones de fuerza entre burgueses y proletariados. Conjuntamente con la aparición de estas teorías que muestran a la escuela como aparato de reproducción ideológica, asoman otros intelectuales que se inscriben dentro de la perspectiva crítica: Freire, Giroux y Apple. Estos pensadores argumentan que la escuela no solamente reproduce las condiciones de desigualdad, sino que las mismas se consideran espacios públicos de construcción de conocimientos. También, en los años 80 podemos situar otra corriente de pensamiento denominada "aprendizaje dialógico". Esta perspectiva teórica aún conserva vigencia en el siglo XXI, con la irrupción de las tecnologías de la Información y la comunicación. Se le inscribe dentro de la llamada "sociedad informacional". En México encontramos experiencias educativas asentadas en el aprendizaje dialógico, las mismas se denominan "comunidades de aprendizaje" y se apoyan esencialmente en la orientación educativa. Según un aporte de Ramón Flecha, puede considerarse un movimiento ideológico que germina entre las contribuciones de Vigotsky en el año 1979; Beck, 1998; Giddens en 1991; Habermas,1987 y 1998; y Freire en 1997. La cuarta y última corriente tiene como representante a Boaventura de Sousa Santos. Se incluye dentro de la perspectiva crítica al cuestionar la Escuela de Frankfurt. En su alegato, argumenta que no da respuestas convincentes a numerosas problemáticas sociales y ambientales que ocurren en nuestros días. Esta perspectiva teórica ha sido definida por De Sousa Santos como "paradigma emergente", un movimiento filosófico que otorga preeminencia a las ciencias sociales al revalorizar los estudios humanísticos, dado que coloca a la persona, en cuanto a autor y sujeto del mundo, en el centro del conocimiento.