Durante la evaluación clínica, la realimentación ofrece la oportunidad de corregir o redirigir el desempeño de las competencias. Sin embargo, la realimentación no siempre es vista con buenos ojos por parte del estudiante. Esto puede deberse a que la realimentación no es bien dirigida o a la tendencia a hacer críticas no constructivas que despiertan emociones negativas a los estudiantes. Realimentar puede limitarse a solo hacer notar los errores durante la ejecución de algún procedimiento o durante la demostración de la adquisición de competencias, por lo que el "debriefing" puede ir más allá al explorar las emociones de los estudiantes cuando los han cometido, con lo que no sólo se fomenta la reflexión, sino que se recurre a la inteligencia emocional para mejorar el desempeño. Realimentar se convierte en una habilidad que adquiere el docente para informar al estudiante su desempeño y, con ello, alcanzar su máximo potencial de aprendizaje, por lo que la realimentación se puede definir como la información específica que se presenta al estudiante para promover la reflexión en la ejecución clínica, sea en el aprendizaje o en la evaluación. La realimentación hace notar fortalezas y áreas de oportunidad en el estudiante y contribuye a la mejora constante de su desempeño. Esta se puede llevar a cabo en cualquier espacio donde se evalúe la competencia clínica, en una sala de urgencias, en el quirófano, etcétera. Por ejemplo, después del Mini-CEX se puede llevar una sesión de realimentación entre docente, observador y estudiante, y esto mismo ocurre con otros métodos de evaluación. Sin embargo, no siempre la realimentación es bien recibida por los estudiantes, sobre todo cuando no se lleva a cabo de manera efectiva. Es decir, si la tendencia es a realizar críticas destructivas se pueden suscitar los escenarios de confrontación o actitudes defensivas por parte del estudiante. Por lo anterior, se sugiere recurrir al "debriefing" como herramienta que complementa la realimentación. El "debriefing" ha sido definido como la conversación entre una o más personas para revisar un evento real o simulado, donde se analizan las acciones, se reflexiona sobre los procesos de pensamiento, habilidades psicomotrices y estados emocionales para mejorar o mantener el rendimiento en el futuro. Como puede verse, las emociones juegan un papel importante al recibir realimentación o "debriefing". En este último, al intervenir el juicio sobre lo que se debe realizar o no en una situación dada, se puede favorecer o no la mejora constante de la competencia clínica. Por otro lado, un "debriefing" sin juicio tiende a minimizar o no evidenciar directamente los errores cometidos, lo cual puede ser contraproducente ya que crea en el estudiante una sensación de que es mejor no discutirlos debido a que estos pudieran ser muy graves. Lo más recomendado es el "debriefing" con buen juicio, donde al indagar sobre los procesos mentales que llevaron a la acción u omisión, los estudiantes se sienten valorados y, con ello, se logra un aprendizaje significativo. Un aspecto importante a considerar cuando se realiza una retroalimentación es la inteligencia emocional, la cual alude a la capacidad de una persona para hacer uso de sus emociones dirigiéndolas hacia actividades constructivas y de desempeño personal. Así, en realimentación o en "debriefing", la capacidad de dominar y manejar las emociones ante una situación que puede ser susceptible de mejorar, ayudará al proceso de aprendizaje y a la evaluación. Por otro lado, se sabe que los efectos psicológicos de los sentimientos de frustración o desmotivación pueden llevar a transtornos mentales, tales como la depresión, lo que es común en estudiantes de Medicina, lo que a su vez puede ocasionar una deficiente relación médico paciente, baja o nula empatía y falta de valores como ética y responsabilidad. Lo anterior refleja la importancia de la inteligencia emocional durante el aprendizaje y la evaluación de la competencia clínica. Tanto realimentación como "debriefing", están enfocados a la mejora de la competencia clínica. Las diferencias radican en el enfoque, realimentación personal, colectiva, formal o informal, y en la forma de aplicación de "debriefing" con buen juicio. Ambas pueden intervenir en la evaluación formativa y en la evaluación sumativa. El manejo de emociones en ambos casos representa una pieza clave para lograr el objetivo que se persigue. Ahora, para terminar, te invito a que contestes las siguientes preguntas.